Habia un sabio que su caracter era muy fuerte, y todos los problemas
que tenia solia resolverlos con instrumentos perforocortantes.
Un dia los grandes de su pueblo idearon la forma de destruirlo,
para ello le mandaron una doncella a su casa para que lo
persuadiera y pedirle que le permitiera pasar la noche alli, ya que no
tenia donde estar.
El sabio comprendio que era una trampa preparada por sus enemigos,
para envolverlo en asuntos de justicia. Pero osadamente le dio
albergue a la desconocida. Muy tremprano al siguiente dia llegaron los arayes del sabio a
reclamarle, el les dijo: no conozco a la joven, ella vino y me
pidio albergue y yo se lo di. Y la aclaracion devino en una
reyerta donde murio la joven. El sabio se vio obligado a responder
por este hecho ante la justicia.