Habia un cazador que fue a mirarse con orunmila, este le hizo osode
y le dijo que hiciera ebo, para que no tuviera ofo. Pero el cazador no
hizo nada.
Cada vez que iba de caza y tiraba con su akofa, no veia la pieza pues
eshu le hacia la maldad de desaparecerle lo que cazaba.
Una vez fue un ayanaku por esa tierra, pero dicho animal iba a morir
a la montaña.
El cazador se vio tan mal que volvio a casa de orunmila y este le
dijo: que ahora le costaba el doble. Omi sheshi ebo y le marco el ebo
que esta indicado arriba. Y asi lo hizo el cazador.
Cuando salio a cazar, se encontro con el ayanaku que se iba a morir
montaña, le tiro con su akofa y este se tambaleo, pero se fue por
un puente que era de salvia.
Pero el cazador lo siguio. Encontrandose al otro lado de la montaña
toda la casa que habia desaparecido.
Contentandose con ello, empezo a amarrar todos los colmillos de
los ayanaku y a echarlos en al alforja para llevarselos, pero al
llegar a nueve, ya no cabian mas.
Entonces les corto el rabo y vino la gente a buscar la eran. Pero
uno dio un hachazo en la leri al ayanaku y encontro un aweba con
tapa. Lo cogio y se lo llevo a orunmila y este le dijo:no lo destapen,
haganle una funda, adorenlo y pidanle lo que quieran, y cuando
tengan que darle de comer, quitenle la funda, pero no lo detapen.
Denle la comida por fuera.