Un Awo llamado Biague tenía un hijo llamado Adiatoto. El padre le dio su único secreto: el arte, que él había creado de adivinar con "Obi". En su casa tenía Biague otros hijos de crianza, muchachos que le obedecían como un padre y se consideraban como hijos suyos, pero su único hijo de sangre era Adiatoto. Cuando murió el "Awo" aquellos hijos adoptivos le robaron cuanta tenia, y el hijo verdadero quedó en este mundo pasando penas y trabajos.

Pasado el tiempo, el "Obá" del pueblo quiso averiguar a quién pertenecía un gran terreno que poseía el difunto Biague en Ile Ilu, en la ciudad y ordenó que se presentase su dueño actual. Ellos que declararon que el terreno les pertenecía no tenían pruebas que lo acreditase y el vocero pregonó el nombre de Adiatoto que llegaba.

Aquél fue a ver al "Obá" y le dijo que la única prueba que podía ofrecerle eran sus cocos "Obi", con los que su padre Biague le había enseñado a adivinar. Adiatoto le explicó al Rey como era la manipulación de "Obi" y el Rey para probar, le hacía varias preguntas. A todas las preguntas que hizo el Rey, "Obi" respondió en la verdad. Hicieron la pregunta sobre el terreno y "Obi" respondió afirmativo que era de Adiatoto. Adiatoto recibió las propiedades que eran suyas por derecho propio y que los falsos hijos de Biague habían usurpado.

Sugerencias

1. El coco no se debe de romper tirandolo contra el suelo.

2. El coco debe de tirarse por lo menos de la cintura hacia abajo para que pueda contestar bien.

3. Nunca se debe tirar coco estando “SUCIO”.