La gente se reviraron contra Orúnmìlà y se pusieron de Acuerdo con Iku para matarlo. Iku llego al Ile de Orúnmìlà y Lo encontró parado en la puerta, pero no lo reconoció porque Orúnmìlà le había dado de comer a su leri y había hecho ebbo con akuko y un owunkoy con los pelos del owunko lo había quemado y se unto toda la cara para desfigurarse. Cuando Iku llego le pregunto si allí no vivía un hombre colorado y este le contesto que no, que allí el único que vivía era él. Iku se marchó regresando más tarde, porque se entero que ese era el Ile que ella buscaba. Cuando llego por segunda vez, ya Orúnmìlà había terminado de cocinar bien la comida y la convido a comer y a beber. Iku comió y bebió tanto que se quedó dormida, momento que aprovecho Orúnmìlà para quitarle la mandarria con que ella mataba a la gente. Cuando Iku despertó preguntó en seguida por la mandarria, a la cual Orúnmìlà contesto que ni siquiera el la había visto. La muerte le suplico tanto que llego a prometerle que no lo mataría a él ni a ninguno de sus hijos, a menos que fuera el quien se lo ordenara o entregara. Orúnmìlà venció a la muerte. Esta es la razón o el motivo porque los awoses pueden salvar a cualquiera que esté en artículo de muerte.