Resulto que a Orunmila, Òshun le había robado el okpele y su tablero y el necesitaba ir hasta la ciudad de itako, lo cual realizo; pero al salir de esta, sus enemigos comenzaron a perseguirlo y como él no tenía con quien consultar a Ifá no tuvo otra alternativa que internarse corriendo en el bosque, pues sus enemigos lo perseguían de cerca. En el bosque Orunmila se encontró con una anciana que al verlo correr lo detuvo, preguntándole que le sucedía y quien era él. Orunmila se detuvo brevemente ante la anciana y le dijo quién era y lo que le sucedía. La anciana de aspecto horripilante resulto ser ayahalaigbo, la guardiana del bosque, hermana de ozain y hechicera como él. Ella al ver el buen porte de Orunmila le dijo: hagamos un pacto. Si tú me satisfaces mis deseos de mujer yo te protegeré y tus enemigos nunca darán contigo. Orunmila miro nuevamente el aspecto de la anciana, pero sobreponiéndose, vivió con ella. Cuando terminaron, se oían las voces de sus enemigos que se acercaban y cuando ellos pasaron por su lado no lo reconocieron y ayahalaigbo le dijo: ya he cumplido mi parte y ahora tengo que irme, pero te dejare un regalo de mi presencia. Y al terminar de decir esta frase, desapareció como por arte de magia. Entonces Orunmila noto que en el lugar que a su lado había ocupado aquella anciana, había nacido una mata sedosa y rara, y cortando un gajo de la misma lo llamo ashiri ayahalaigbo (el pierde rumbo). Y desde entonces este ewe sirvió a Orunmila y a los awoses para despistar a sus enemigos.