En la tierra de obe meku, gobernaba un rey, que era muy bueno y
bondadoso con todos sus subditos, los cuales hacian de el lo que
les venia en ganas y asi, el que robaba no era despues castigado,
porque lo convencia, llorandole y prometiendole que esa persona no iba
a delinquir mas y el rey se apiadaba y lo soltaba y al que le habian
robado el propio rey le entregaba de lo suyo para que quedara contento.
Y por esta razon en aquella tierra existia el robo, la corrupcion y el
vicio en general.
Un dia se celebro uan reunion de gobernantes, en una tierra cercana
y este rey tambien asistio a la misma y los restantes monarcas presentes
le echaron en cara que por ser hombre de tan buen corazon en su tierra
todos hacian y deshacian y el no castigaba a nadie y eso era un ejemplo
Negativo para sus respectivos reinos.
Al terminarse este concilio, el rey de la tierra obe meku se retiro muy
triste y abochornado y al llegar a su pueblo, reunio a sus ministros y
les pidio consejos y estos le hablaron rudamente, al igual que los reyes
en la reunion; excepto el mas anciano de todos, que le dijo:
majestad, en las afueras de la ciudad, junto al monte orito ota,
vive un sabio llamado Orunla, vaya a su presencia y pidale consejos,
que el se los dara.
Asi lo hizo el rey, y al llegar a casa de Orunla, este le hizo osode y
le vio este Ifa, y le dijo: por su buen corazon estan abusando de
usted, y desde hoy, ud. Seguira tratando bien al bueno, pero con el
malo no puede tener compasion, para que pueda moralizar a su pueblo,
y le marco rogacion con lo arriba señalado. Despues de hecha la rogacion dieron el akuko a eshu y oshun, las
adie a Orunla, a elegbara y osun les dijo que ellos tenian que ayudar al
rey a sanear su reino. El eya tutu se lo entro a baba y al ponerselo le
rezo:
“ilu berera aun bereyo aun tirola aun tirolo iyo timole aye aun bere
loko uju adIfafun yalorde eyebo mekun yewa yoko yewa eure lebo”.
Despues de terminar de rezar, Orunla le entrego al monarca el eya
tutu y le dijo; adobelo bien, y cocinelo sabroso para que lo reparta en
una gran fiesta que dara en su pueblo.
Cuando comenzo la fiesta, al poco rato, todos los delincuentes estaban
aturdidos y borrachos, momento utilizado por osun y elegbara para
detenerlos y cuando volvieron en si le rogaron y suplicaron al rey que
ellos se harian personas correctas, que los soltara.
Esta vez para sorpresa de todos, el rey no oyo las suplicas y desde
entonces y gracias a los buenos consejos de Orunla, la tierra obe
meku comenzo a ser una tierra respetada al igual que su rey.