Habia un cosechero casi arruinado porque la tierra estaba seca y se morian las plantas. El angel de su guarda le ofrecio una suerte y le dijo que le pusiera adie meyi pero que no trabajara ese dia, ni se lloviznara y asi lo hizo. Al poco rato se le olvido la advertencia y salio para remover la tierra en ese momento le venia la suerte del cielo, que eran sacos de dinero, cayendole encima aplastandolo.
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