Una vez Obatalá estaba enfermo y llamó a los Bàbálawos que le hicieran un Ebo y una rogación. Cuando ellos llegaron entraron en el cuarto donde estaba Obatalá, sin percatarse de que en el otro cuarto de al lado había unos muchachos. Los Bàbálawos se pusieron a hacerle la rogación a Obatalá y cuando ellos rezaban este Odü de Obara Ogbelantosí, los muchachos que estaban al lado pusieron sus oídos a las paredes y oyeron todo lo que allí se hacía. Cuando terminaron los Bàbálawos el Ebo y se retiraron se encontraron a los muchachos haciendo en la calle lo mismo que ellos habían hecho en el cuarto de Obatalá y diciendo las mismas palabras que le habían oído decir. Aquí es donde se dice: Que las paredes tienen oídos.
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