Había una época que Obatalá vivía rodeado de enemigos y muy temeroso no sabía cómo librarse de ellos. Entonces Elégbà se ofreció a salvarlo y al efecto comunicó a todo el mundo que cerraran las puertas a las doce del día porque iba a pasar una cosa muy mala, que nadie estuviera en la calle y que echaran en las puertas agua.
En esas condiciones salió Obatalá a las doce del día, Elégbà lo cubrió con un mosquitero blanco y una campanilla que le regaló, la cual iba tocando por todo el camino. Así pudo salir Obatalá sin ser visto. (Este es el paso del Santísimo a las doce del día). Por este camino es el segundo Odú que se llama.