Un día Elegba le pidió a Orúnmìlà para comprar ekú, eja, epó. Orúnmìlà se lo dio, pero Elegba siguió con la maña de pedirle todos los días algo diferente, hasta que un día se le antojó pedirle un chivo para comer. Orúnmìlà no quiso dárselo, a pesar de que su Apétébi le aconsejó que se lo diera. Entonces Elegba, como Orúnmìlà se lo había negado, se paró en la esquina de la casa de Orúnmìlà y a todas las personas que llegaban allí preguntando por Orúnmìlà, Elegba les decía que éste se había mudado de allí y que él no sabía para dónde.
Viendo Orúnmìlà que los Aleyos no iban, salió a buscar a Elegba y lo registró y al ver esta letra, no le quedó más remedio que hacerle IFA de gratis. Cuando terminó Elegba se marchó muy contento vistiéndose de blanco y muy figurín, fue a la playa para que sus amigos le vieran. En eso se encuentra con un Omo de Yemaya y Elegba le dijo, hasta que tuvo que saludarlo como Awo. El hijo de Yemaya le fue a dar las quejas a ésta. Elegba le fue a decir a Orúnmìlà que a él le llegaría un hijo de Yemaya para que él le hiciera Ifá, y Orúnmìlà le dijo que le pidiera cosas por canastas para así pagarle el Ifá que le había hecho de gratis, recibiendo Orúnmìlà una gran riqueza.