Ogündà kuanaye era la confianza del rey, pero por no llevarse bien con sus compañeros y no hacer lo que Orúnmìlà le había indicado lo botaron del puesto que tenía. Y todo fue por n cumplir con darle un gallo que le debía a Eshu, lo encontraron con n saco y las prendas del rey por la plaza y lo acusaron de ladrón.