A Orula lo mandaron a buscar de un pueblo donde querían
matarlo, pero el sabio se había registrado y el oráculo le indicó
que antes de hacer algo debía pilar ñame, por lo que tomó su
pilón y marchó al pueblo donde lo esperaban para hacer un itá.
Antes de comenzar, Orula pidió que le trajeran un ñame, colocó
su pilón sobre la estera y comenzó a machacar. A poco de estar
golpeando vio como la estera se manchaba de sangre, quiso
averiguar qué sucedía y cuál no sería su sorpresa cuando al
levantarla descubrió una serpiente que le habían colocado
debajo para que lo matara en cuanto él se sentara.
Así pudo escapar a la traición de sus enemigos.