Habia un caballo que no se dejaba dominar por nadie,
tanta era la insistencia de seguir indomable que el
domador desistio de la empresa y lo solto en el campo
para que viviera libre, pero el buey que vio que el
caballo debido a su rebeldia obtuvo la libertad, lo
imito y su dueño le dio de comer y lo cuido, pero con el
transcurso del tiempo el buey engordo, cebandose mucho y
su dueño se lo vendio al carnicero.