El Gobernador de Ofá quiso saber si era verdad que Orúnmilà adivinaba, llamó a su criado y te pidió su ropa e hicieron el truco. Se fue a casa de Orúnmilà, (representando ser el criado). Tan pronto entro Orúnmilà le dijo que, si quería salvar la vida y salvar lo que tenía, que prontamente hiciera rogación con toda la ropa que tenía puesta, un àkúko con eja y ebeta owó. Se descubrió el engaño.