Una vez los Bàbálawos le aconsejaron al Rey que para salvarse y salvar a su pueblo tenía que sacrificar a su hijo, tanto insistieron que al fin el Rey consintió. Cuando se acercaba la fecha del sacrificio todos fueron a ver y entre ellos iba Orúnmilà, el cual al llegar al lugar ovó que un preso cantaba que como siendo el hijo del Rey lo iban a matar o a degollar. Orúnmilà ordenó que le trajeran al preso y éste le contó lo sucedido. Orúnmilà y a ver al Rey preguntándole qué era lo que había sucedido, el Rey le contó que los Bàbálawos Ie habían aconsejado que sacrificara a su primogénito, que era Abono su hijo. Orúnmilà llamó a todos los Bàbálawos y éstos tuvieron que convenir que el que había que sacrificar era Àgbó y no al hijo del Rey. Soltaron al hijo del Rey y sacrificaron a Àgbó. NOTA. A la persona que le salga este signo hay que dar carnero para que ésta se salve de la muerte. Los integrantes de la corte del Rey le habían aconsejado que tenía que sacrificar a su hijo, pero el hijo preso cantaba y Orúnmilà lo oyó y aclaró la cosa, sacrificándose al primer esclavo que era Àgbo.