Orúnmilà tenía muchos Omofa, a todos los enseñó. Ellos se repartieron por todo el mundo ocupándose de arreglar todo, al extremo, que siendo Orúnmilà el jefe, no tenía nada que hacer. Un día la Apêtébí le dijo: Usted no ve que todo aquél que usted enseñó gana dinero y usted no. Órúnrñilà se dio cuenta de ello, se registró e Ifá le marcó. Ákúko ókan, eiyeté méji, ekú, oja, epó, owó meni. Sus Qmofa de los que estaban ganando, lo daban a su padrino y también le daban de comer a su Lerí.