En una ocasión Órúnmilà tenía muchos enemigos, a pesar de cumplimentar con todos los Santos. Cada vez se encontraba en peores condiciones porque los Santos le hablaban de más enemigos, a pesar de que ellos le atajaban algunos, pero le salían doble, hasta que un día Yanza le habló y le dijo que ella se haría cargo de la guerra, pero que ofreciera como hacía con los demás Santos, mandándole que hiciera Ebo con dos canastas y una guadaña, Órúnmilà obedeció y Yanza le dijo: que después que ella terminara de vencer esa guerra, que él tenía que darle dos adié. Ya hecho el Ebo, Yanza salió para la callé y acabó con todas las gentes y llegó hasta donde estaban los enemigos de Órúnmilà. Al día siguiente Órúnmilà vio en la calle a todos los que Oya había eliminado, habiendo realizado un gran desastre. Órúnmilà al ver eso le dijo a Oya que eso no era lo que él quería. Oya le respondió que esa era la única forma de acabar con todos sus enemigos, porque los demás Santos no lo habían hecho, o cumplido, de acuerdo con sus ofrecimientos, y que ella les había puesto a la vista de él.
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