Obatalá nunca sale a la calle y todo lo que cocinaba en la casa era sin Sal. Un día Obatalá preparo un viaje y le recomendó a su criada de confianza que les podía dar la comida a los demás criados con sal. Pero como ya era costumbre cocinar en la casa sin sal a la criada se le olvido echarle sal a la comida como se lo había ordenado por Baba.
Esto fue suficiente para que los demás criados se confabularan contra él, preparando varios chismes, para cuando regresara Obatalá. El criado se fue a registrar (porque él sabía lo que le esperaba, si esos chismes de lo cual él tenía noticia llegaban hasta Obatalá) para ver lo que hacía, para salir de sus dificultades. El santero le ordenó un Ebo y Eshu fue el encargado de arreglarle el problema.