Ejioko tenía un amigo y siempre andaban juntos. Ejioko tuvo un sueño y se fue a registrar para saber la Interpretación del mismo y le mandaron a que hiciera Ebo, pero él no hizo caso porque se lo había contado a otra persona y habían aconsejado que no lo hiciera y no se llevó por ese consejo, desoyendo a su amigo que le había aconsejado que no lo hiciera. Llegó un día en que Ejioko ya no andaba con su amigo porque decía que este no sabía todo lo que sabía, se había llevado por lo que decían sus caras amistades. Ejioko siguió desobedeciendo mandatos del santo y de los consejos de su amigo, él había ido a dar las quejas a la casa donde se había ido a registrar y de allí lo mandaron a buscar para aconsejarlo de nuevo, pero este no le hizo caso. De allí le mandaron otro recado de que cuando fuera caminando y lo llamaran no fuera a virar por el mismo camino, pero el no hizo caso y casi lo matan, saliéndose milagrosamente por los jimaguas, pues estos lo halaron fuera de la trampa, entonces asustado del caso, se fue para hacerse el Ebo y todo le salió bien.