Un devoto del santisimo que estaba muy apurado y escaso de todo, pidio verlo para darle las quejas y pedirle lo que necesitaba, y el portero no lo dejaba entrar a verlo. El devoto se rogo su cabeza con: dos gallinas blancas y coloco las plumas en la puerta de la iglesia, vino un viento muy fuerte y rego las plumas cegando al portero. Y en la confusion pudo entrar el devoto y ver a el santisimo. Pidiendole lo que necesitaba y este se lo concedio.
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