Olofin se enfermó y se puso muy grave, su hijo que no hallaba
modo de curarlo, estaba desesperado. En esa situación lo
encontró Eleguá, quien le preguntó el porqué de su tristeza.
Cuando supo de la enfermedad de Olofin le dijo que él conocía
como curarlo pero quiso saber qué recibiría a cambio. El joven
le contestó que lo que deseara.
Eleguá lo envió a la playa donde encontraría una mujer muy
gorda sentada en un pilón debajo del cual estaba el secreto que
salvaría a Olofin, pero para poder tomarlo tendría que sostener
una fuerte lucha con la mujer hasta tumbarla de su asiento.
Corrió el hijo de Olofin a la playa y luego de vencer a la mujer
se llevó el secreto con el cual su padre recuperó la salud.
Después buscó a Eleguá para cumplir su promesa, el cual sólo
le pidió que se le concediera estar siempre detrás de la puerta
para que todo el que entrara lo saludara a él primero.
El deseo fue concedido y desde ese día Eleguá vive detrás de la
puerta.