Oshosi es el mejor de los cazadores y sus flechas no fallan
nunca. Sin embargo, en una época nunca podía llegar hasta sus
presas porque la espesura del monte se lo impedía.
Desesperado fue a ver a Orunmila, quien le aconsejó que
hiciera ebbó. Oshosi y Oggún eran enemigos porque Eshu había
sembrado cizaña entre ellos, pero Oggún tenia un problema
similar. Aunque nadie era capaz de hacer caminos en el monte
con más rapidez que él, nunca conseguía matar a sus piezas y
se le escapaban. También fue a ver a Orunmila y recibió
instrucciones de hacer ebbó. Fue así que ambos rivales fueron
al monte a cumplir con lo suyo. Sin darse cuenta, Oshosi dejo
caer su ebbó arriba de Oggún, que estaba recostado en un
tronco. Tuvieron una discusión fuerte, pero Oshosi se disculpo
y se sentaron a conversar y a contarse sus problemas. Mientras
hablaban, a lo lejos paso un venado. Rápido como un rayo,
Oshosi se incorporo y le tiro una flecha que le atravesó el cuello
dejándolo muerto. ”Ya ves”, suspiro Oshosi, ”yo no lo puedo
coger”. Entonces Oggún cogió su machete y en menos de lo que
canta un gallo abrió un trillo hasta el venado. Muy contentos,
llegaron hasta el animal y lo compartieron. Desde ese momento
convinieron en que eran necesarios el uno para el otro y que
separados no eran nadie, por lo que hicieron un pacto en casa
de Orunmila. Es por eso que Oshosi, el cazador, siempre anda
con Oggún, el dueño de los hierros.