Olokun tenía a dos grandes guerreros que luchaban junto a él
diariamente. Cada vez que vencían una guerra, llamaba a sus
dos servidores y les invitaba a escoger sus recompensas. Si el
primero de ellos, quien era vanidoso y malo pedía una cosa, al
otro que era humilde y reverencial le daban dos veces lo
mismo. Viendo el envidioso y orgulloso esta situación, un día
después de una victoria, el vanidoso pidió a Olokun le sacara
un ojo. Olokun entendió que de acuerdo a esa petición, tendría
que dejar ciego a quien había demostrado bondad y
resignación, dictaminó:
Desde hoy a ti te saco un ojo, pero vivirás en la Tierra, donde
habrá guerras, miserias y llantos. Tu hermano vivirá en el
fondo de los océanos conmigo y aunque no verá en la Tierra
por tu culpa, en el océano tendrá ojos para ver aquello que tú
no podrás ver. El tendrá paz y riquezas y también para que yo
apruebe lo que estas haciendo en la tierra, tendrás que llevarle
prueba de tus acciones al Mar y así él te dará su ashé. (Por eso
es que Olokun come en la tierra y luego se lleva al mar, también
este es el secreto de las dos tinajas, una grande y otra pequeña
y de las dos manos de caracol, una abierta y una cerrada que
lleva el Olokun de Iworo.