Habia una vez un cazador que estaba descansando de su fatiga a la sombra de un
corpulento arbol, el hombre meditaba sobre lo infructuoso que habia sido aquel dia de
caceria.
Nada logro a pesar de su tristeza, aquel hombre se mordia sus entrañas. Desesperado
volvio a su choza cuando a los pocos pasos se hubo de detener horrorizado ante una
cabeza humana que parecia haber sido degollada.
Ante el temor, todo aquel bosque parecio mas silencioso que nunca, tal era asi que no se
escuchaba ni el dulce canto de las aves que en ocasiones lo acompañaba en su
soledad. A aquel hombre la sangre de su cuerpo le helaba sus venas y sobrecogido de
espanto frente a la cabeza humana murmuro en su interior: quien habra dado muerte al
hombre cuya cabeza tengo a mis pies?. Como si hubiera oido la cabeza comenzo a
hablar.
Desconcertado y medio muerto de angustia, no tanto por lo que veia sino por lo que oia
el hombre quiso volver a sus pasos pero la curiosidad lo hizo volver a interrogar a la
cabeza parlante.
Quien te dio muerte? Y la cabeza replico: la boca. Con alas por pies, inconciente de cuanto lo rOdeaba, llego el joven cazador al poblado
en el cual el vivia, cabizbajo se dispuso a descansar y olvidar aquel desagradable
suceso.
Mas un anciano, a la par que se recreaba en su sucia y mal oliente pipa, le hablo en
estos terminos: que te ha pasado que no traes a tus espaldas la caza que te servira de
comida?.
Y el inexperto jovencito respondio: despues de un penoso vadear riachuelos donde los
animales apagan su sed, subi a los montes donde el pOderoso ekun tenia su guarida sin
que mis flechas pudieran dar muerte al venado; encontre a mi regreso una cabeza
humana, sangrante y sucia, cuyos ojos entreabiertos miraban al cielo y cuyos labios
parecian sonreir de un modo infernal a lo que con mi pensamiento interrogue por su
desdicha, quien le dio muerte le pregunte, y cual no seria mi asombro cuando oi su
respuesta: la boca.
Se hizo un breve silencio, interrumpido de nuevo por su voz. Os he contado todo de la
alta roca a la profunda cañada.
La noticia corrio por el pueblo, nadie pOdia creer en la historia del joven cazador, pero
todos acudieron con el al lugar del suceso. Luego que hubieron llegado al sitio donde se
encontraba la cabeza del hombre degollado, el cazador se aproxima a ella y le hace la
misma pregunta:
Quien mato a la cabeza, despues de esta pregunta no se oyo ni el zumbido de una
mosca.
Los pobladores furiosos por la mentira que les habia dicho aquel joven cazador lo
inculparon y le dieron sentencia de muerte.
Nota: en este Ifa se tiene que tener un ozain. Hay que cumplir con los muertos. Hay que
hacerle una misa a los mayores muertos. Si se tiene una cazuela hay que atenderla
pues esta reclamando comida. La persona que se mira tiene por costumbre hablar
demasiado.