Era un rey muy orgulloso que no permitia visitas a sus subditos ni
que nadie del pueblo tuviera relaciones de amistad con sus sirvientes.
Este rey tenia una hija que estaba enferma desde hacia mucho tiempo
y el habia gastado mucho dinero tratando de curarla y segun el criterio
de los curanderos del pueblo, ella tenia encima mal de ojo de la otra
generacion.
Un dia uno de sus criados le recomendo al rey, que fuera a mirarse con
Orunla para el problema de la enfermedad de su hija, pero el orgulloso
rey que no admitia consejos de sus inferiores, amenazo con matarlos si
divulgaban tal conversacion.
Sucedio que la hija del rey se agravo y este dominado por el amor a
su hija, mando a buscar a Orunla; este le mando a decir que por estar
muy atareado le era imposible ir a palacio, y que en cambio, cuando el
rey fuera a cazar al bosque podia entrar en su casa ya que tenia que
pasar por ella.
El rey se indigno con Orunla y despues de mucho hablar, tomo la
determinacion de no ir, pues un rey como el no podia rebajarse ante un
adivino.
Como la hija del rey continuaba mal, este decidio ir a casa de
Orunla; al llegar a la puerta, como el umbral era bajito y el rey
bastante alto, al entrar no se dio cuenta que tenia que bajar la
cabeza, cosa esta a la que no estaba acostumbrado por su altivez,
tropezando la corona con el dintel de la puerta y cayendosele. La corona
Salio rodando por la pendiente y sus subditos se la escondieron,
viendose el rey obligado ir de puerta en puerta preguntando por su
corona; hasta que se la devolvieron.
El rey regreso a casa de Orunla, pero esta vez al entrar se quito la
corona por temor a que se le volviera a caer. Orunla le dijo:
majestad, aqui la unica corona que prevalece es la mia; el rey le
contesto: hoy comprendo que mi orgullo solo me ha servido para
humillarme, pues de no haber sido tan orgulloso mis subditos no
hubieran escondido mi corona, y no hubiera pasado por el bochorno de
Tener que ir de puerta en puerta preguntando por ella.