Habia un awo que se llamaba biague y tenia un hijo que se llamaba adiatoto. Todo lo que le habia enseñado el padre era su unico secreto que consistia en la manera de virar los cocos, pero como en la casa de biague habian mas muchachos, todos se tenian como hermanos. Pero adiatoto era su verdadero hijo que estaba muy chiquito; y los otros eran agregados que tenian bastante conocimiento y se pusieron en acecho para robarle los papeles al viejo, cosa que realizaron tan pronto se murio biague. Adiatoto quedo pasando trabajos. Hasta que haciendole falta al gobierno se puso en averiguacion de sus dueños apareciendo muchos supuestos, pero ninguno presentaba las pruebas que en la escritura contaba, cual era el secreto. Asi que el gobierno se vio obligado en la necesidad de publicarlo por medio de sus voceros, pronto tuvo noticias adiatoto de que lo andaban buscando y al presentarle pidieron las pruebas, y como el solamente las tenia porque su padre se las habia enseñado dijo: esto es mio, ire a las murallas que dividen las estancias y desde alli tirare los cocos a la plaza, y si caen boca arriba esa es la prueba que mi padre me enseño. Y asi fue; al tirar los cocos todos correspondieron con alafia. Entonces el gobierno le hizo entrega de los terrenos que estaban usurpados.