Oke estaba perdido, fue a casa de Órúnmilà e hizo Ebo y encontró trabajo en casa de Codigueré, que era el Rey de la ciudad. Le dieron un terreno para sembrar a partido, llegando a ser las siembras de Oke a mandados, para robarle los mejores productos que allí se cosechaban. Ya Oke estaba cansado de verse robado a cada rato, sin saber quién era el que le robaba, se decide a ir a casa de Órúnmilà, contándole lo que le pasaba. Este le dijo que le diera ekü, eja, aguado a Elégbà y que se fuera tranquilo, que él iba a coger al ladrón, así fue. Eshu vino por la noche y le conto a Oké lo que pasaba. Al día siguiente, cuando el Rey mandó a Oké a que le fuera a un mandado, éste dio la vuelta y se escondió en su tienda y cuando el Rey estaba robando el maíz, Oké tiro por detrás un lazo y le echó garras al Rey. El Rey por no verse abochornado le entrego la corona.