Había un santero en el pueblo que el ángel de su guarda te mandó a que se rogara la cabeza con un coco, por haberle salido este signo. El Santero no tenía dinero, pero fue a la plaza y le pidió los cocos fiados y no se los dieron, en cambio recibió una mala contestación a su petición. Así lo sucedió con todas las cosas que necesitaba para hacerle la rogación. cuando el santero salía de la plaza, se encontró con un viejito que él cojeaba se saludaron y el viejito le dijo que lo acompañara a su casa. Ya en su casa, se pusieron a conversar y con la conversación que sostuvieron el santero le dio las quejas de lo que había pasado en la plaza, el viejito entonces le dio los cocos y todo lo que necesitaba para la rogación y daría cumplimiento lo dicho por el ángel de su guarda. El santero se rogó la cabeza en la misma casa del viejito, pero cuando se la estaba rogando tocó a la puerta La muerte. El viejito salió para abrir la puerta y fa muerto le dijo que la dejara pasar, porque ella tenía que ser recibida allí. La muerte creía que el viejito estaba solo, pero al entrar se quedó sorprendida al ver al santero, dirigiéndose a él y diciéndole quo venía a buscar al viejito para llevárselo. con ella, ya que se habían cumplido sus días. El Santero le rogó a la muerte y al fin la convenció para que dejara al viejito, por ser éste una buena persona que en cambio de eso ella se podía llevar a los vendedores de la plaza, que eran malas personas. La muerte aceptó el cambio, el viejito se salvó y la muerte se llevó a todos aquellos que no quisieron al santero.