En esta historia fue donde Obatalá puso un letrero que decía: Que él casaba a su hija. La muerte la quería, la enfermedad, la envidia, el susto y el miedo también la quería, la muerte pide la mano do la hija de Obatalá, el cual, al oír la presentación de la muerte, le causó sorpresa, el que la muerte se la pidiera para casarse. Obatalá aceptó, pero le dijo a la muerte que era con una condición, que si quería casarse con su hija tenía que llevarle cien cabezas, la muerte aceptó la proposici6n y fue en busca de los sacos.
Detrás llegó el miedo y le dijo a Obatalá que él quería casarse con su hija y Obatalá le respondió, está bien, contigo casaré a mi hija, porque tú no me la vas a matar y efectivamente ordenó el casamiento y le dijo que cogiera el Agogo y lo tocaran. La muerte que iba por ella, oye que están tocando el Agogo, entonces va y llama al susto y le contesta agó. La muerte le pregunta qué era ese toque que se estaba oyendo, el susto le contesta: Pues que Obatalá está a su hija con el miedo. Al oír la muerte eso, soltó los sacos y se puso las manos en la cabeza diciendo, que había trabajado para que otro gozara.