La muerte estaba velando a Orúnmìlà hasta que estuviera más fuerte y gordo y dijo: Dentro de tres días ya me lo puedo llevar, pero cuando fue a buscado la muerte resbaló con la baba del quimbombó que Orúnmìlà había echado en la puerta, después de haber hecho Ebo con esa, cadena y machete.
Tan pronto la muerte se cayó, Eshu, Shàngó y Ogún le agarraron y le preguntaron. ¿Tú no sabes que quien vive aquí es Orúnmìlà? La muerte contestó: yo no lo sabía, yo vivo de todo lo que encuentro. Entonces Eshu la metió dentro de un saco; pero Ogún le suplicó para que no le hiciera nada, porque ella no conocía a Orúnmìlà y entonces acordaron hacer un pacto donde la muerte se comprometía a no llevarse a nadie que tuviera la marca de Orúnmìlà (que esa lddefá), a menos que Orúnmìlà fuera el que se lo entregara.