Un día Orúnmìlà salió de su casa y dejó personas que él creía eran de confianza, cuando había caminado varios pasos se encontró con un amigo y se puso a conversar, en eso siente el gallo que cantaba Ôgúndá Dioco. Orúnmìlà al oír a su gallo cantar así, regresó enseguida para su casa y al entrar se encontré con la gente que él había dejado dentro trataban de hacerle daño, o sea una traición.
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