Ogún estaba trabajando, pero no adelantaba su trabajo, a tal extremo que decidió ir a casa de Órúnmilà para ver lo que hacía, éste le dijo que hiciera Ebo con Akúko, fuelle y soga, que así se le iba a presentar lo que él buscaba. Órúnmilà después de hacerte la rogación a Ogún fue a ver al Fuelle y le dijo que hiciera Ebo, para que no se fuera a ver de libre, convertido en esclavo.
El Fuelle no le hizo caso, porque decía que a él no le hacía falta. A los pocos días el Fuelle muy apurado fue a casa de Ogún, que estaba trabajando apurado, al verlo el Fuelle con tanto apuro se le brindó para ayudarlo, para que pudiera adelantar su trabajo. Viendo Ogún su valiosa ayuda, se quedó asombrado por el adelanto que le habla hecho el Fuelle en menos de una hora.
Cuando llegó la hora del almuerzo Ogún zafó al fuelle para que fuera a almorzar y él se quedó pensando la manera de poderlo amarrar y hacerlo su esclavo. Cuando terminó de almorzar el Fuelle le regresó para continuar ayudando a Ogún en su trabajo, éste le dijo a Ogún quo lo zafara, él le contestó que eso era imposible de complacerlo, porque ya él era su esclavo desde ese momento. El Fuelle se empezó a lamentar, acordándose de lo que había dicho Órúnmilà y que él no había querido obedecer.