El sapo fue a donde estaba Órúnmilà y le dijo que el Maja decía que donde quiera que él lo viera se lo iba a tragar. Órúnmilà le contestó que hiciera Ebo con: kilebó ilu àkúko eiyelé méji. Que después se hiciera el humilde para que pudiera vencer. El sapo se encontró nuevamente con el Majá y como ya había hecho el Ebo el Majá vino y se lo tragó, pero el Sapo le fue haciendo daño en la barriga y el Majá tuvo que vomitarlo, muriéndose después.
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